Sobremesas con Julián

Julián no sabía dónde se metía cuando jovialmente decidió que era buena idea eso de que viviéramos juntos. Y es que claro, viviendo con tanta mujer, algo tenía el chico que sacar en limpio. Limpio, limpio, porque no sé en casa de sus padres, pero aquí hasta discute contigo si quieres fregar unos platos y ese día le toca a él. Además de la satisfacción que nos da verlo fregando el baño, haciendo el café o la cena, aprendiendo nuevos platos y poniendo la lavadora, ahora reconoce que le gustaría vivir con María, porque -palabras textuales- "me iba a meter una caña". Y es que Juli aprende muchísimo a base de reprimendas femeninas. Como María se lo encuentre hablando con alguna chavala (y JULi reitera que sólo hablando y sin mayores intenciones), y especialmente si es de noche y ambos andan algo cocidos, bronca al canto. Y NOa no duda en unirse a la reprimenda.
Pobre Juli, es la alegría de la casa y nosotras constantemente intentando castrarlo. Y no en sentido figurado, porque ayer mismo, de forma inexplicable, se me escurrió una sartén de las manos, y se dirigió con potencia Y exactitud hacia los testículos de mi compañero. Menos mal que él sólo se queda con lo bueno, y si le haces unos macarrones para cenar, se olvida del resto.
Vivan las castañas, el café, las broncas femeninas, las pastillas de sex appeal y las sobremesas con Julián en nuestra mesa de pulpeira.
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sara -